Mi cabeza amaneció como un bombillo de ochenta watts,
ardiendo
como el infierno que me prometieron temprano si decía mentiras,
si me besaba en una esquina,
si le mentaba la madre a alguien.
Todavía no creo en el infierno por lo que de seguro iré al infierno
sin remedio. No me preocupa eso en este momento.
Me preocupa más el sueño que tuve anoche. Una ranita amarilla saltando en mi habitación, yo tratando de atraparla. Cuando la miré de frente vi que tenía dientes y me quería morder los pensamientos y yo ni sabía que las ranas tenían dientes, pero era un sueño, todo es posible cuando se sueña. Me voy acostar, tal vez sueñe algo bueno.

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