La cementera en los Haitises

Siempre dice que la quiere
en las noches cuanto está borracho
o en las tardecitas en las que se dibuja el sol en su espejo retrovisor.
Siempre dice que la quiere ver bien,
sin hambre,
sin enfermedades,
sin semidioses que le tejan las pestañas caídas.

Construyó una ciudad en la palma de la mano,
con avenidas y ríos casi secos,
la misma mano que los construye los desbarata.
La misma mano que le quiere
la destruye.

Siempre dice que la tierra es su vida,
la misma que escupe,
la misma que pisotea cada día,
la misma que le da el puesto.
Su cuerpo huele a sol y a cemento fresco,
su cuerpo sobre la tierra parece la cruz blanca de su bandera.

El cemento habla en dólores y él escucha feliz.
Se hace ciego y la bandera sigue desangradose.
Y el pueblo sigue esperando que despierte,
que lo defiendan,
que lo alumbre otro sol.

Siempre dice que la quiere,
ojalá que se lo demuestre.

Comments

Excelente, le felicito.

Luis Carvajal
Sussy Santana said…
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