Entre viento y marea

A veces la noche llega rápido, como agitada y sin pedir permiso.
Invade las cosas que más me gustan: las paredes bancas de mi habitación, mis trece
perfumes, colocados sin interes alguno sobre mi mesita de noche, mi almohada, un vestido grís,
un teléfono que no sirve.
Se refleja primero en el espejo y florece entre mis cosas. Me gusta sentarme en la oscuridad de mi cuarto, me acuerda a los apagones que tanto odiaba en mi casita en la patria la diferencia es que nadie aplaude cuando se enciende la luz.
La noche
oscura,
reciente,
me encanta.

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